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Guía para lograr la meditación al correr

Si estás buscando la paz mental mientras practicas este ejercicio, estos consejos te pueden ayudar. Con práctica y con estos tips podrás lograr una mayor concentración y así los resultados serán más satisfactorios. ¡Que los disfrutes y sean de provecho!

Sentarse y relajarse

Lo primero que hay que hacer antes de comenzar el entrenamiento es sentarse y quedarse quieto por completo durante cinco minutos por lo menos. Inhala profundamente, trata de aguantar eln aliento lo más que puedas y después exhala. Siente tu propia respiración y quédate quieto el mayor tiempo posible. Verás que esto te ayudará a relajarte y promoverá la concentración mientras corres

Establecer la intención

Si tienes un desafío pendiente o hay algo que te acongoja o estresa, este es el momento para tomarlo en cuenta. Piensa en ello y en que quieres resolverlo. Prográmate la intención de resolverlo a través de la carrera. No es relevante de qué se trate, lo importante es pensar que el ejercicio te ayudará a resolverlo.

Repite un mantra

Escoge un mantra para repetir mientras corres. Elige palabras que sean significativas para ti y repítelas, ya sea que estén en sánscrito o en otro idioma pero que reflejen algo positivo y fuerte como “Sa Ta Na Ma” que significa “yo soy la verdad”. No importa qué mantra utilices, lo importante es que te enfoques en repetirlo con entusiasmo y tengas tu mente concentrada en el presente. Lo ideal es coordinar tu paso para que des una zancada y digas el mantra al mismo tiempo.

Lleva un registro de las zancadas que das

Empieza por contar tus pasos. Si de antemano tienes una meta a la que quieres legar, mucho mejor. Comienza contando tus pasos consecutivamente hasta el número de tu preferencia y después haz una cuenta regresiva, y vuelve a repetirlo varias veces. En este caso los números ayudan a que te concentres y no pienses en algo más que no sea el ejercicio y la meditación.

Toma nota mental de lo que hay a tu alrededor

Lo importante en este punto es estar consciente de lo que te rodea. Abre bien tus sentidos y estate atento de lo que sucede a tu lado. Puedes recurrir a la vista, a la audición y al tacto para adentrarte en las sensaciones que tienes y en el momento que vives. Combinar varios sentidos puede resultar en una experiencia gratificante. Nombra lo que te rodea y sé consciente de tu entorno

Respiración y postura

Algo muy importante para lograr la meditación al correr es que la postura y la respiración sean las correctas. Se recomienda empezar con un ritmo tranquilo y progresivamente se va controlando la respiración a través de números. Por ejemplo contar las inhalaciones y exhalaciones. Con respecto a la postura, procura mantener los hombros hacia atrás y el pecho firme y hacia adelante para promover que entre más oxígeno a tu cuerpo.

Mantén la calma

Si al principio no logras concentrarte completamente o piensas que lo estás haciendo mal, desecha esos pensamientos de tu cabeza y sigue intentándolo. Un problema para los corredores que se proponen esta meta es culparse por no tener la mente en claro. Te aseguramos que con la contante práctica de estos ejercicios y la buena voluntad verás resultados muy positivos y te sentirás más satisfecho con tu capacidad de concentrarte.

Visualiza a tu cuerpo como un todo

Tu cuerpo no es solamente brazos y piernas. Es necesario visualizarse a uno mismo con el cuerpo completo, como si fuera un todo, y no por partes. Mientras corres, concéntrte en las diferentes partes de tu cuerpo. Pon atención en las sensaciones de tu cuerpo, el clima, lo que produce el medio ambiente en ti. Notarás que tu conexión con el exterior será más fuerte y esto te ayudará a correr mejor.

Agradecer como parte esencial de la meditación

La meditación al correr implica saberse dueño de esa actividad y concentrarse completamente en lo que está haciendo y en todo lo que te hace sentir el correr. Por esta razón, es indispensable agradecer que puedas correr.  Piensa en lo bien que te hace realizar este deporte, en cómo te sentirías si dejaras de hacerlo y en lo afortunado que eres por practicar algo que te guste.