Seguramente has escuchado hablar sobre los carbohidratos, ¡están en muchísimas comidas! Pero, ¿conoces sus beneficios? A continuación te contamos los diferentes tipos que existen, para qué sirven y cómo incluirlos en tu alimentación para tener una salud balanceada.
Los carbohidratos son nutrientes indispensables en la dieta de los seres humanos. Se encuentran en numerosas comidas tales como los lácteos, el pan, la pasta, los dulces, las frutas, los vegetales, nueces, legumbres, granos y semillas.
Están compuestas por carbono, hidrógeno y oxígeno. Existen dos tipos de carbohidratos. Los simples y los complejos. Los simples pueden ser monosacáridos (si tienen una sola molécula simple) y los disacáridos (si tienen dos unidades de monosacáridos). Por su parte, los complejos están formados por grandes cadenas de monosacáridos y se les conoce como polisacáridos.
Los carbohidratos simples son de absorción directa ya que no necesitan romperse en unidades más pequeñas mientras que los complejos sí necesitan romperse por lo que estos últimos proporcionan una gran cantidad de energía por mayor tiempo en pequeñas dosis. Ejemplos de alimentos que contienen carbohidratos simples son: los lácteos, las galletas, los productos elaborados a base de harina, la miel, las frutas, los jugos, las mermeladas, las gaseosas y cereales azucarados, etc. Los alimentos que contienen carbohidratos complejos son las verduras, los cereales y los alimentos elaborados a base de estos, los alimentos integrales, entre otros.
La ventaja de los simples es que proporcionan energía de manera rápida por lo que son ideales para consumirse si tienes una carrera, un partido, etc. La desventaja más grande es que si no los consumes se convierten en grasa.
Para saber cuál es el mejor momento para consumir cada tipo de carbohidratos es necesario revisar la actividad física de cada persona, sus objetivos a realizar y el gasto de energía de cada uno.
En general, una dieta equilibrada debe de estar provista mayormente por carbohidratos complejos, más que de simples. Esto se debe a que los primeros aportan mayor cantidad de nutrientes y aunque tardan más en digerirse, no disparan la insulina en la sangre. Se recomienda comer hidratos de carbono complejos durante el día y antes de un entrenamiento pero con suficiente tiempo para poder digerirlos.
Por su parte, los simples se deben consumir cuando se agotan las reservas de glucógeno y el cuerpo pide azúcar, como después de un esfuerzo físico grande como una carrera o entrenamientos pesados.
Si bien los carbohidratos son necesarios en nuestra alimentación, se puede tener una dieta sin muchos de ellos. Actualmente existen muchas dietas “low carb” que son para perder peso y mejorar el rendimiento de la persona con un consumo reducido en carbohidratos.