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Cómo prevenir y aliviar el dolor de cuello

El dolor de cuello es generalmente benigno, pero no por eso deja de ser doloroso y muy molesto, además de impedir que realicemos nuestras actividades diarias. A continuación te compartimos algunos tips para prevenirlo y aliviarlo.

Ya sea por las horas de home office durante la contingencia o por la falta o el exceso de ejercicio, es un hecho que el dolor de cuello puede llegar a ser doloroso y muy molesto. Como corredores, debemos poner especial atención en su cuidado para poder continuar con nuestras rutinas de entrenamiento y no empeorar la situación.

Si estás trabajando en casa, asegúrate de utilizar una silla adecuada y evita trabajar en superficies como camas o sillones. Puede que inicialmente te sientas más cómodo, pero eventualmente la posición en la que se encuentran tu cuello y tu espalda cuando trabajas acostado te causará malestares y afectará tu productividad.

Muchos dolores de cuello están relacionados con el estrés y la tensión psicológica. Practicar la meditación o ejercicios de respiración por unos minutos es ideal para aliviar tensiones y enfocarnos en el presente. Si quieres saber más sobre esta práctica, consulta nuestro artículo sobre el mindfulness.

Comparadas con otras partes del cuerpo, quizás no pienses mucho en las lesiones en el cuello como un problema de deportistas. Sin embargo, el dolor de cuello puede afectar tu recuperación muscular, la resistencia y movilidad de tus regiones cervical y/o torácica e incluso tu equilibrio. 

La práctica de ejercicio de forma constante es ideal para prevenir malestares como el dolor de cuello. No descuides tu rutina e intenta ejercitarte en casa, tus músculos y condición física te lo agradecerán una vez terminada la contingencia. Complementa tu ejercicio con series de estiramientos que involucren los músculos de la cabeza, cuello y espalda, con el objetivo de fortalecerlos y evitar molestias.

Si el dolor persiste, considera hacer una pausa en tus entrenamientos. Algunos remedios caseros son los masajes, utilizar compresas frías o calientes y tomar analgésicos naturales como la manzanilla o el jengibre. Si no observas mejoría, no dudes en consultar a tu médico.